1.
Utopía
Utopía: "Plan, proyecto, doctrina o sistema halagüeño
pero irrealizable" (diccionario Spasa Calpe).
Cualquiera de las propuestas
de este sitio, destinadas a la Ciudad de la Plata, a la Provincia de Buenos
Aires y a la Nación Argentina, puede ser calificada de utópica
por
quien pudiera tener interés en desembarazarse de ellas.
Estas propuestas pueden aceptarse como "plan, proyecto, doctrina
o sistema halagüeño"; veamos si son "irrealizables".
Cualquier
cosa que quiera hacerse, razonablemente, debe responder a las preguntas
formuladas con qué, quién, cómo, cuándo y
dónde. (INDICE)
2. ¿Qué? y
¿Dónde?
El "Qué"
y el "Dónde" están suficientemente explícitos
en cada propuesta. (INDICE)
3.
¿Cuándo?
Se trata
de propuestas para remediar problemas y calamidades no sólo actuales
sino existentes y crecientes desde tiempo atrás. Entonces, la
respuesta temporal es "ahora" ("cuanto antes" tendría
un gran ingrediente de indefinición). (INDICE)
4.
¿Cómo?
4.1
Transporte Público Partido de La Plata
Esta propuesta sólo tiene costos normales de buena administración,
en la Dirección de Transportes de la Municipalidad de La Plata.
Corresponderá, pasos legislativos y ejecutivos mediante: a) avanzar
en el diseño de detalles de ejecución de la propuesta
y de la mudanza progresiva del sistema en uso al nuevo; b) preparar
los pliegos de licitación contemplando cánones para ser
usados en implementaciones complementarias y mantenimiento del sistema,
por ejemplo, entre otros, refugios adecuados en las paradas según
los tipos indicados; c) difundir y explicitar ampliamente los beneficios
del nuevo sistema a la población y a las empresas de transporte,
tanto a las que están operando en la ciudad como a las interesadas
en la licitación; d) licitar, adjudicar, cumplir con los cronogramas
establecidos y mantener informada a la población de los progresos
en la implementación y beneficios del sistema. (INDICE)
4. 2
Consideraciones sobre turismo
Esta propuesta no tiene costo específico, opera dentro de los
gastos normales, de buena administración, en las Direcciones
de Turismo y de Cultura de la Municipalidad de La Plata. Se trata de
un caso típico de gestión política de gobierno
donde ambas Direcciones utilizan su natural poder de convocatoria. La
Dirección de Turismo presenta, difunde los contenidos y formas
de acción de la propuesta entre todos los entes relacionados
con el turismo y sostiene los programas en el tiempo (la Municipalidad
no debe tener "su" agencia de turismo, no es su función).
La Dirección de Cultura sostiene y perfecciona la oferta cultural
de la ciudad dando participación a todos sus actores, instituciones
oficiales y privadas, colectividades, barrios, organizaciones de artistas,
empresas vinculadas a la producción y difusión cultural,
etc. (la Municipalidad mantiene, tradicionalmente, entes específicos
de cultura, una orquesta de cámara, un museo, por ejemplo, y
puede continuarlos. Pero lo más importante es que genere todas
las condiciones de apertura y oportunidades para que las expresiones
culturales surjan y se desarrollen en todos los ámbitos, individuales,
institucionales, empresariales). (INDICE)
4.3
Prevención de Inundaciones por Gran Bombeo - Proyecto PGB
Esta propuesta tiene un costo del orden de los 2.000 millones de dólares.
No es fácil imaginar que una provincia cuyo presupuesto anual
es de 10.000 millones de U.S. Dólares (año 2001) donde
destina sólo 244 millones a su Ministerio de Obras y Servicios
públicos y un país, Argentina, endeudado por generaciones
(en el orden de 150.000 millones de dólares U.S.) y al borde
del "default", tengan fortaleza para adoptar una decisión
de tal envergadura. En el pasado la Nación (por la magnitud del
proyecto) ya encaró e hizo grandes obras, de costos aún
superiores, las represas y centrales hidroeléctricas de Salto
Grande y de Yaciretá, por ejemplo.
Pero el Proyecto PGB tiene un desarrollo de años, por ejemplo
diez. Esto significa una inversión repartida en el tiempo, promedio
200 millones anuales, es decir, sólo el 2 por ciento del presupuesto
en esos años. No se trata, luego, de salir a buscar préstamos
externos, se trata de reordenar las cuentas provinciales reduciendo
asignaciones, a un promedio aún menor que el 2 % en cada repartición
porque las hay muchas con partidas sobreabundantes y superfluas. En
esto consiste la "decisión política" y su necesaria
"fortaleza" que, en primera instancia, claro está,
son de orden moral. Demás está insistir en la viabilidad
si la asignación económica se reparte entre la
Provincia y la Nación.
Es bueno advertir, a favor de un "reordenamiento de cuentas"
que no se trata de un proyecto para producir un bien que luego se comercializa
y recupera (paga) la inversión. Se trata de un proyecto que evita
pérdidas cuantiosas en cada inundación, es decir, la inversión
se recupera en forma indirecta, evitando y contabilizando, cada vez,
las enormes erogaciones que el Estado y los particulares habrían
tenido que hacer en reconstrucciones y reaprovisionamientos de todo
tipo desde ciudades, campos y rutas hasta alimentos maquinaria y semillas.
(INDICE)
4.4 El gigantismo de Buenos Aires
Se trata, como se mencionó oportunamente, de una malformación
cuya única solución es política. Es decir, no es
una solución de índole material que precise grandes inversiones
y grandes obras. La decisión corresponde al Congreso y al Ejecutivo
de la Nación. Ellos deberán generar las leyes y los decretos
destinados a transformar la estructura centralista del país en
otra abierta y operativa en toda su superficie. Legislación dirigida
al reordenamiento geográfico de los sistemas directivos de entes
públicos y privados.
El
Estado afrontará sus propios gastos en las mudanzas de entes
oficiales. Y, otra vez, no será el caso de salir a buscar préstamos
externos en lugar de sanear y emprolijar presupuestos nacionales provinciales
y municipales. Peor aún será que se incurrra en el derroche,
tergiversando el proyecto: si se quiere mudar un Ministerio primero
construir un edificio monumental, si se quiere mudar la capital, primero
construir una fabulosa ciudad y, de paso, crear nuevas Direcciones,
nuevas Secretarías y nuevos Ministerios para "adaptarse"
a la nueva situación. El país no le sirve la ostentación;
le sirve la la claridad, la austeridad y eficiencia de los actos de
gobierno. Es la esencia funcional del país lo que hay que cambiar.
(INDICE)
4.5 ¿La Cordillera de los Andes una frontera?
Esta propuesta requiere, en primera instancia, la decisión del
Estado a través de leyes y decretos. Luego, precisa inversiones
privadas y estatales. La privadas se canalizarán priorizando
aquellas que las estimen de mayor rédito. Al Estado le corresponde
organizar su participación a fin de garantizar la conformación
global del proyecto, para impulsar el desarrollo en todo el país
y no sólo en un sector privilegiado por la inversión privada.
Podrá hacerlo básicamente por dos vías, una mediante
sociedades mixtas y otra como inversiones propias.
Es el caso en que el Estado podrá recurrir al crédito
interno o externo, pero (se trata de favorecer actividades de producción
y comerciales) con procesos de ejecución y plazos de amortización
claramente diseñados y a cumplir. Comportamiento no precisamente
observado, en el pasado reciente, en obras estatales de envergadura
con pésima administración, que han triplicado o cuadruplicado
plazos y cuantiosas deudas contraídas.
Y no se trata de que el Estado sea por definición ineficiente,
es una falacia. Se trata, lisa y llanamente, de que las decisiones y
acciones políticas sólo le sirven al país y a la
nación en tanto y en cuanto los actores políticos sean
morales. A partir de allí las instituciones no precisan ser privadas
para ser eficientes. (INDICE)
5.
¿Quién?
Cada uno
de estas propuestas, en sus respectivos ámbitos, deben formar
parte de las plataformas de gobierno de uno o más candidatos
a Intendente de la Ciudad de La Plata, a Gobernador de la Provincia
de Buenos Aires y a Presidente de la República; hará falta
que sean electos y cumplan con la oferta hecha al electorado.
El carácter y la fuerza política necesaria para llevar
adelante cualquiera de estos proyectos hace necesario que formen parte
de la voluntad política de los jefes de los correspondientes
Ejecutivos. En el sistema republicano los Poderes Ejecutivos son unipersonales,
se los elige a ellos (Intendente, Gobernador, Presidente), son ellos
quienes delegan responsabilidades en personas y estructuras (ministerios,
secretarías, etc.) con fines prácticos de gobierno pero
son sólo ellos los responsables de la gestión. Por eso,
son quienes deben asumir, impulsar y concretar los proyectos independientemente
del nivel o niveles que tengan las tareas específicas.
Otros caminos existen en el sistema democrático para la generación
de proyectos de interés público y tanto mejor que así
sea. Yo refiero el mencionado sólo por considerarlo el de mayor
fuerza y con mejores posibilidades de concreción. (INDICE)
6.
Conclusión
Estas propuestas son realizables. Son posibles con decisión política
de "hacer". Sin decisión política, los mejores
proyectos, pequeños o grandes, en cualquier nivel, se diluyen o
se archivan y mueren, aunque se haya gastado en ellos millones de dólares
en Estudios de Factibilidad e Ingeniería de Detalle.
Las propuestas, los proyectos que van al fondo, al origen de los problemas
ocasionan resistencia porque implican cambios en los procedimientos, en
las instituciones y las personas dentro de ellas que conviven con los
males que se quieren corregir. Entonces, es más fácil, en
niveles de poder, utilizar la descalificación o la remisión
al "sueño de los justos" ("cajoneo") y se habrá
garantizado que el "orden constituido",
el "modus vivendi" los "intereses creados" no serán
alterados.
No todo depende de los candidatos o de los electos. En principio, ellos
provienen de sus respectivos partidos políticos dentro de los cuales
deberían generarse y propulsarse los proyectos indispensables para
el país. Pero, asistimos a las más diversas incongruencias
que falsean los procesos democráticos, entre tantas: los partidos
agitan "banderas" en lugar de agitar proyectos; los candidatos
en el poder se "desprenden" de sus partidos, el candidato Juan
del partido tal se convierte en el gobierno "Juancista"; la
"independencia" de los poderes no se practica.
Aún está la oligarquía ("gobierno de unos pocos
poderosos", Diccionario Espasa Calpe), que no le hace falta ganar
elecciones. Ejerce una suerte de gobierno subyacente, entronizada poco
o mucho en distintos partidos políticos y se encarga, en forma
excluyente, de posiciones ejecutivas y decisorias claves cualquiera sea
el "signo" gobernante, reiterando nombres inclusive.
Las
clases dirigentes, los políticos han asimilado demasiado de los
economistas que todo pasa por subir y bajar intereses, abrir y cerrar
mercados, renegociar préstamos y subir impuestos. Y los economistas
terminan ocupándose de todo, en grandes instituciones y convenciones
locales o mundiales que recomiendan o desautorizan programas de educación,
de agricultura, asistencialistas, de lo que sea. Aún si hicieran
bien (cosa que no constatamos con ministros que sucesivamente reiteran
frases como "hay que pasar el invierno", "el ministro anterior
hizo todo mal" -aunque haya sido del mismo partido-, "tenemos
que ajustarnos para poder estar mejor después" mientras la
pobreza, las desigualdades e inequidades sociales se multiplican ministro
a ministro), los economistas están para administrar riqueza pero
no para generarla.
No son los economistas los creadores del petróleo, los
fármacos, los satélites, las vacas, el trigo, la computación
o los sistemas de transporte. Son los descubridores, los científicos,
los emprendedores en cuanta profesión y forma de conocimiento existe
quienes inventan o desarrollan riqueza. Que en el mundo que conocemos
todo tenga que hacerse con recursos económicos no quiere decir
que la carreta exista delante del caballo. Nadie se endeuda para construir
un establo si no tiene antes conocimiento, intención y posibilidad
de comercializar ganado. Cualquiera de nosotros primero estudiamos, adquirimos
una profesión, con suerte nos va bien y entonces llamamos al contador;
no contratamos al contador antes de ingresar a la escuela primaria.
Por ello la generación de riqueza de un país debe estudiarse,
programarse, impulsarse en otros ámbitos, específicos como
Ministerios y Secretarías "de Producción" (en
tanto impulsen ideas y proyectos que sirvan al país y a la gente
y no se comporten como simples apéndices de "Economía")
y generales de condiciones de apertura y disponibilidad de oportunidades
para todos, desde individuos hasta empresas, en todo el país. Riqueza
no es sólo tener carne o aceite vegetal para exportar, riqueza
es tener tecnólogos capaces de desarrollar componentes electrónicos
o escritores que puedan publicar sus novelas. Riqueza no es sólo
mercado externo, es también mercado interno, que significa algo
más importante: que toda la población está participando
de esa riqueza.
Generar riqueza, con proyectos como los tratados en este sitio, es crear
trabajo y generar empleo genuinos, en lugar de asistencialismos que
se agotan en sí mismos y deben reiterarse, en lugar de soluciones
coyunturales y de emergencia, en lugar de soportar eslogans falsos con
promesas rimbombantes.
A medida que haya riqueza, cuando haya riqueza, que los economistas se
comporten como excelentes administradores.
Moraleja: No es tan inmediato cristalizar proyectos en cualquier ámbito,
por más brillantes y útiles que sean. Lo determinante es
la decisión política "de hacer" en todo el país
y en beneficio de toda la población. Pero, para ello, primero,
debe ser una decisión moral. Así se entiende que
las utopías, si las hay, no están precisamente dentro de
los proyectos. (INDICE)
Ing. Jorge B. Hoyos Ty. - Diciembre 2002 -
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